La
neblina puede ser una importante fuente de agua para la germinación
de cultivos en regiones áridas de Chile, según los científicos
Investigadores chilenos han logrado la germinación de dos
importantes cultivos andinos usando agua de neblina recolectada en
la cima de un cerro en la región costera semiárida de La Serena, en
el norte de Chile.
Además, registraron la frecuencia de la neblina y el rocío, con lo
que concluyeron que la neblina es tres veces más abundante de lo que
se había descrito previamente.
El grupo, del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA),
de la Universidad de la Serena (Chile), presentó sus resultados en
una conferencia internacional sobre niebla, captación de niebla y
rocío realizada en La Serena el mes pasado (22-27 de julio).
"El agua captada de la neblina puede recolectarse a lo largo de todo
el año, por lo que es una fuente potencial de irrigación de cultivos
como la quínoa", dice Enrique Veas, uno de los investigadores.
Los investigadores capturaron neblina con redes de un metro cuadrado
conectadas a mangueras con las que se irrigaron directamente macetas
en las que se habían plantado semillas de quínoa y de chañar.
La neblina pasa a través del tejido de la red y deposita gotas que
escurren hasta las macetas. Conectar las macetas directamente a los
'atrapanieblas' permite una irrigación directa, lo que requiere una
menor intervención.
La quínoa –'cereal madre' en la lengua quechua- puede sobrevivir en
climas fríos y secos y sus características nutricionales la
convierten en un valioso alimento para los habitantes del altiplano.
El chañar es un árbol que crece en tierras áridas y que produce un
fruto comestible.
"En este estudio usamos la quínoa porque estamos trabajando en un
gran proyecto para reintroducir esta especie en la región. Esta
investigación nos ha permitido comprobar que es factible lograrlo
con el agua de las neblinas", dice Veas. Los investigadores están
evaluando la ampliación del estudio a mayor escala.
Los 'atrapanieblas' ya habían probado su efectividad en la captura
de agua en la misma región. A principios de los años noventa Pilar
Cereceda, investigadora de la Universidad Católica de Chile, dirigió
un proyecto donde se usaron colectores de neblina de 48 metros
cuadrados con los que se logró reunir alrededor de 10 mil litros de
agua potable al día.
La forma en que las tecnologías de recolección de neblina pueden
adaptarse para aumentar la productividad agrícola y forestal y
combatir la desertificación fueron algunos de los principales temas
discutidos en la conferencia del mes pasado.
Proyectos de uso del agua de neblina están actualmente en desarrollo
en Cabo Verde, Chile, Eritrea, Guatemala, Marruecos, Perú y Yemen |